lunes, 1 de agosto de 2011

Comportamiento y educación canina (4)

¿Cómo le muestro a mi perro que soy un buen líder?
Hablando con el cuerpo


Lo fundamental es NO intentar que el perro comprenda el sistema de liderazgo humano, sino intentar hablar en su idioma.
Para que el perro entienda, debemos actuar según sus códigos. Así no se generan malos entendidos por hablar en diferente idioma.



Para un perro un líder tiene libertad para moverse a su antojo, sin ser cuestionado por el resto
                        - Un líder NO SALUDA
                        - Un líder NO SE DESPIDE

pero un humano sí saluda a un humano, por lo que esta actitud la debemos tener sólo con el perro, no con el resto de nuestra familia humana.
Para que esa actitud sea efectiva a los ojos del perro, no debemos hacer contacto visual con el perro ni al llegar a la casa ni al salir de ella.
Puede que sea un ejercicio difícil, sobretodo cuando nuestro perro es muy entusiasta y se ve muy “feliz” de vernos llegar, pero debemos recordar que nuestro liderazgo está constantemente a prueba.

Al llegar a la casa, debes entrar sin mirar al perro, la frente en alto. Si salta, le das la espalda, pero sin mirarlo en ningún momento. Deja las llaves, cámbiate ropa, lávate las manos, tómate un café. Lo que quieras, pero deja pasar unos 5 minutos antes de tomarlo en cuenta. Una vez que pasó el tiempo, salúdalo como quieras. Esto debes hacerlo TODOS los días. Recuerda, es tu casa, y llegaste a ella no por milagro, sino que porque sabes cómo hacerlo, por lo que tu perro no debe sentir un alivio al verte llegar, debe parecerle “lógico”. Eres un buen líder.

Al salir de tu casa, unos minutos antes de hacerlo, comienza a ignorar al perro. No le hables, no lo mires. La frente en alto y el cuerpo erguido. Eres el líder que sabe perfectamente a dónde va y qué va a hacer, por lo que no necesitas que nadie se preocupe por ti. Ordena tus cosas, lávate los dientes, toma las llaves y sin mirar al perro ni de reojo sales, cierras la puerta y te vas. No te despidas, no le digas nada “no se preocupe mi perrito más hermoso del mundo, la mamita se va por un ratito y vuelve, ya?”. Esa actitud, a los ojos del perro significa “la verdad es que no sé si vuelva, como no sé cazar, quizás el oso que pienso traer como presa termine comiéndome a mi. Ni siquiera sé lo que hay allá afuera…ojalá nos veamos otra vez, pero es difícil, ya que tú no vas conmigo, y yo no tengo idea de lo que estoy haciendo”.

¿Te das cuenta?. Si tú te despides así de tu hijo de 2 años, probablemente entienda que vas a volver luego, pero a los ojos del perro, te verás como su cachorro, que aún no está preparado para lo que hay fuera de la guarida.



Un líder no anda abatido, con la cabeza hacia abajo, la espalda arqueada. Un líder para un perro es un ejemplar que camina erguido, mirando al frente, mostrando seguridad al caminar.

Esto no es necesario realizarlo en la casa, donde podemos tener una actitud relajada y normal, pero sí en el paseo y en casas ajenas, sobretodo si nuestro perro tiene problemas con aceptar el liderazgo.

No importa hablarle, gritarle, la actitud que el perro entiende es la corporal. La energía que el perro recibe es de nuestra expresión corporal, no la vibración de nuestra voz demostrando estados de ánimo.

Un perro puede recibir, entender y ejecutar una orden sólo con la energía que el líder humano irradia de su cuerpo.

Cuando nuestro estado anímico no nos permita mantener esa actitud, pero lo hemos hecho siempre, podemos aprovechar de subir nuestro ánimo, ocupando la compañía del perro. Para él seguiremos siendo líderes, pero en esos momentos le toca cumplir su misión en la manada que es la compañía.
Acariciarlo nos hará sentir mejor y él estará feliz de dar y recibir afecto.





La mirada del líder es una mirada segura, poderosa y el perro debe evitar el enfrentamiento visual.
Si yo, líder humano, miro al perro directamente a los ojos, el perro debe desviar la mirada, tal como lo hacen cuando se encuentran con un perro más dominante, de rango superior.

Un ejercicio muy fácil de hacer y que el perro comprenderá al instante, si es un perro normal y bien socializado, es mirarlo a los ojos. Es mucho más fácil si es un cachorro, pero un perro adulto normal y bien socializado lo entenderá de igual forma.

Al cachorro lo tomamos y lo ponemos con la panza hacia arriba. Si es un perro que respeta jerarquías y rangos, no se opondrá, aunque puede que se incomode un poco y nos muestre una “señal de calma” (ver el “Lenguaje Canino”). Si es un perro dominante y mal socializado, o separado de su madre y hermanos antes de los 60 días, probablemente se resista. Si físicamente lo podemos controlar, seguimos adelante.




Con la pancita hacia arriba, y nosotros arrodillados, ponemos una mano en el pecho del perro como para mantenerlo en esa postura y lo miramos fijamente a los ojos.
Un perro respetuoso de las jerarquías, desviará inmediatamente la mirada, evitando el contacto visual con nuestros ojos. Un perro más dominante quizás se demore un poco, pero nuestra mirada debe ser insistente y penetrante, y debemos, con el cuerpo tenso, ir acercándonos de a poco. Si es un perro que no respeta en absoluto las jerarquías, intentará zafarse de esa postura, puede gemir o incluso gruñir o mostrarnos los dientes. Si es un cachorro que podemos físicamente controlar, debemos poner el cuerpo aún más tenso, presionar un poco la mano contra el pecho y mirarlo con más insistencia, incluso podemos gruñirle nosotros y mostrarle nuestros dientes.


Una vez que desvíe la mirada debemos felicitarlo con una voz suave y relajada, y dejar el estado de tensión de nuestro cuerpo. Lo soltamos suavemente siguiendo con las felicitaciones, y que vuelva a estar sobre sus cuatro patas. Si lo hizo desde del primer momento, podemos repetir el ejercicio de vez en cuando, entre los juegos, como un “recordatorio” de quién es el que manda. Si nos costó trabajo que desviara la mirada, pero lo conseguimos, debemos repetir el ejercicio varias veces por día hasta que lo haga sin resistirse, pero además debemos trabajar nosotros en los otros puntos de cómo mostrarle a mi perro que soy un buen líder.

Si no conseguimos que desviara la mirada, sería bueno que lo evaluara un profesional en comportamiento canino, ya que, si es cachorro,  puede ser un perro con un trastorno mayor, y si es adulto puede que sumado al trastorno, tenga un exceso de testosterona si es macho. Cachorro o adulto, probablemente no sea una buena idea que ese perro se reproduzca. Aunque sea un perro muy lindo y que cumpla todos los estándares de una raza, no es un buen ejemplar, a no ser que el problema sea sólo que la falta de socialización, o el haber sido separado de su madre y hermanos muy temprano (antes de los 60 días), lo que tiene como consecuencia que el perro no conoce su propio idioma. De todas formas sigue trabajando en tu actitud de buen líder y recuerda buscar ayuda profesional. Puede que esté fallando el perro, el dueño o ambos.

Si lo hacemos con un perro adulto bien jerarquizado, el perro desviará la mirada. Si el perro no respeta rango en jerarquía puede incluso llegar a atacarnos. Debemos ser prudentes, ya que un perro adulto en esa postura puede sentirse agredido y atacará. Primero debemos mostrarle que somos buenos líderes y dejar este ejercicio a profesionales, sobretodo si el perro es de tamaño mediano o grande, imposible de controlar con una mano sobre el pecho. Si es un perro mini, toy o que pese hasta 3 kilos y medio o 4 kilos, es más seguro, pero si no tenemos el entrenamiento adecuado, es mejor limitar este ejercicio a los cachorros.


El líder come primero. Debemos recordar que el perro está en el último rango también a la hora de comer, y que ese es un momento estresante, ya que pone a prueba al líder.

El perro debe comer al final. No debe permitirse que el perro coma al mismo tiempo que su líder.

Tampoco debe permitirse que un perro exija comida cuando el líder está comiendo. Eso pone a prueba al líder, y si cede, ya no es respetado. Además muchos de los alimentos que nosotros comemos pueden ser perjudiciales para la salud del perro (chocolates, papas, harinas blancas como en el pan, las pizzas, etcétera).

Si no coinciden los horarios de comida del perro y de los humanos, como para mostrar liderazgo haciéndolo comer después, es un buen ejercicio el servirle la comida, pero no permitir que se abalance sobre ella. Luego de servir los pellets en su pocillo, pero antes de dejarlo a su alcance,  “hacer como” si los comiéramos y luego se lo entregamos. Así le mostramos que nosotros como líderes, comimos primero, la mejor parte de la comida y que luego le dejamos las sobras.

Si el perro está acostumbrado a pedir comida mientras el humano come, no sirve gritarle “cállate!” o “basta!”. Esa actitud sólo conseguirá que el humano no disfrute su comida. Es mucho más efectivo poner el cuerpo tenso y mostrar los dientes. Al principio puede sentirse ridículo, pero el mensaje para el perro será mucho más claro, y por otro lado, quizás nos vemos más ridículos gritándole a un perro.

La clave es siempre hablar con el cuerpo

Si el perro duerme dentro de la casa, es bueno que tenga una cama o casita que sea su espacio, aunque le permitamos dormir en nuestra cama. El liderazgo no se pierde por eso, mientras seamos capaces de bajar o subir al perro a nuestro antojo. ¡Al fin y al cabo la cama es nuestra!

Andrea Poblete Pérez

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