lunes, 1 de agosto de 2011

Comportamiento y educación canina (2)

Reproducción y crianza de cachorros

Sólo la pareja alfa se reproduce
El resto de la manada no llega a desarrollar características sexuales, excepto ejemplares que pueden tener buenas cualidades de liderazgo, los que finalmente se enfrentan al alfa o buscan un nuevo territorio

Los cachorros que no tienen la impronta de respetar la jerarquía en general son eliminados por el resto del grupo, ya que como adultos arriesgarían el éxito y viabilidad de la manada

De la misma forma que en los seres humanos, los integrantes más jóvenes de la manada de lobos y perros son educados por sus padres, y los hermanos ayudan en la crianza. Si bien su infancia es más corta que la nuestra, necesitan herramientas similares a las nuestras para desarrollarse, y esa educación la consiguen de su familia, de su manada.

Desde muy pequeños, incluso estando aún ciegos, los cachorros aprenden a aullar. Sus padres y hermanos le enseñan el aullido característico de su manada, el que más adelante les permitirá orientarse y agruparse al estar lejos de la guarida.
La madre reconoce instintos y puede seleccionar a los ejemplares aptos y desechar al resto, ya  que pueden ser perjudiciales para el éxito de la vida del grupo. Un ejemplar no apto (sin considerar aquellos enfermos o con malformaciones, que probablemente no sobrevivan, aún sin la intervención de terceros), es aquél que, por ejemplo, no respeta la jerarquía, y no da muestras de sumisión frente a individuos mayores. Ese cachorro, si se le permite vivir, al crecer estará constantemente desafiando a los líderes de la manada, aún sin tener las aptitudes para tomar el mando, situación que causará constantes desequilibrios, peleas, individuos heridos, etcétera. Ya que estas actitudes de respeto y sumisión las poseen los cachorros desde muy pequeños, el individuo que no las tenga morirá mucho antes de alcanzar a ser un ejemplar juvenil.

La madre amamanta y luego de unas semanas, aún no destetados, les enseña que “la comida se persigue”, desarrollando el instinto cazador. Para eso se “escapa” de los cachorros antes de comenzar a mamar o durante el proceso.

Esta enseñanza queda grabada en los perros, por lo que al jugar con él, él nos debe perseguir, para que así nos considere líderes,
como lo fue su madre en un momento. Todo se verá con detalle más adelante, pero es importante que recuerdes estos puntos.

Una vez destetados, los cachorros comen el alimento regurgitado de su madre. Para estimular el proceso le lamen el hocico, lo que –después veremos- es emulado con los “besos” hacia nosotros. Ya superada esa etapa, la madre les enseña a cazar, dándoles un animal pequeño, herido, pero no muerto. Al comerlo, entre los hermanos de la misma camada, irán estableciendo un orden, comenzando a comer el cachorro más dominante.


Los cachorros, mientras juegan con sus hermanos de camada o un poco mayores, van estableciendo los rangos de jerarquía entre ellos. Comienzan a mostrar actitudes dominantes y sumisas, y en el mismo juego los papeles pueden ir variando, para que todos “ensayen”  las distintas actitudes. Aprenden además las “señales de calma” (explicadas más adelante) y el respeto al orden establecido.

El cachorro más dominante, liderará el juego, pero, para que el juego perdure, a veces tendrá que dejar de ser dominante y ser sumiso. Lo mismo al morder. Si muerde muy fuerte, el juego se terminará, por lo que aprenden también a controlar su propia fuerza.

Ya adolescentes “pelean” su puesto en la manada mostrando su actitud, pero respetando si hay un superior. De esa forma aseguran su supervivencia al tener un puesto en la manada, y pueden incluso tener una misión dentro de ella: ser vigía, cuidar a los cachorros, reunir a la manada aullando, avisar, etc.




Para los lobos -y perros- el momento de cazar es donde se liberan más endorfinas. El proceso de búsqueda, organización y táctica de grupo les produce placer, los une como grupo y los estimula, no así el momento de comer, que siempre es una situación estresante, ya que el orden es establecido según actitud de superioridad, constantemente a prueba.

Los individuos alfa comen primero y las mejores presas, pero generalmente se trata de jaurías hambrientas, donde todos quieren comer, por lo que el que tiene su turno debe hacer respetar su rango. Esto comprende una constante tensión, gruñir, mostrar los dientes, etcétera, pero se logra el objetivo, que es mantener el orden, que todos coman y ningún individuo resulte herido.

La cacería es un proceso que comienza con la búsqueda de la presa, sigue con el encuentro de la misma, el acorralamiento, ataque, muerte y comida.

La selección artificial de las diferentes razas de perro ha permitido conseguir ejemplares que se enfocan en algunas de estas etapas, surgiendo así razas como los hound que buscan, pointers que encuentran, pastores que acorralan, retrievers que recobran presas, etcétera. Los problemas comienzan cuando le permitimos al perro que pase del ataque a la muerte.



Andrea Poblete Pérez

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